Na Ca’l Fuau

Creo que era 1986. Después de semanas de espera conseguí que mi hermano se hiciese con un vinilo de un nuevo grupo asturiano que me había dejado totalmente absorto a mis recién cumplidos 16 años. Escuché por primera vez «Cau’l Chouzano» sentado en un viejo autobús de la empresa «Angel Blanco» haciendo el tramo entre Soto del Barco y Pravia. Anoté rápidamente en el borde de mis apuntes de Matemáticas de COU, el nombre que un locutor anodino leía con dificultad y que marcó para siempre buena parte de mis gustos musicales: «Beleño».

Fernando Largo. © Sociedad Fonográfica Asturiana. 1985


Beleño fue el eje de conexión de la mayoría de los que nos consideramos herederos de lo que se llamó el «Renacimiento de la música tradicional Asturiana». Gracias a Beleño tenemos a Llan de Cubel, a Felpeyu, a Xose Ambás, a Corquieu y a toda la impresionante lista de músicos y grupos folk que han marcado historia y dejado huella en multitud de festivales y conciertos dentro y fuera de nuestras fronteras.
Y el alma de Beleño se llamaba Fernando Largo. Un músico con mayúsculas, un genio, un compositor y un ídolo para todos nosotros, para aquellos chiflaos que además de escuchar a Dire Straits, a Leonard Cohen o a Eric Clapton, no teníamos vergüenza de poner a todo trapo música de gaitas, arpas, violines y flautas ante la mirada atónita de los teenagers que se enamoraban con Rick Astley, The Communards o The Police.
Para mí era tanto el mito de Mick Jagger como el de Fernando Largo. Así que podéis imaginaros lo que significaba que Fernando me sirviese una copa de Jameson en la pequeña barra de «La Cadorna». Era como si hoy te preparase un cubalibre Joaquín Sabina y de propina te diese conversación.

Redes tendidas. Cudillero, 2006. © Miki López


Creo que jamás me atreví a decirle que yo también era músico, pero estoy seguro de que el ya se habría dado cuenta al ver que era incapaz de cerrar la boca mientras le escuchaba hablar, casi de forma mística, sobre conceptos musicales que a mí, personalmente, me quedaban demasiado grandes.
Esa distancia entre el mito y el aprendiz de músico me separaba demasiado de la persona, por lo que nunca fui capaz de establecer una relación amistad con él. Lo que si mantengo es la admiración por aquel hombre barbudo y de carácter excéntrico que portaba el mandil de barman con el mismo estilo que desprendía cuando se sentaba delante de su arpa o su zanfona.
Na Ca’l Fuau, «La Casa del Fuego» en lengua pixueta hace mención al lugar en que se encendían las hogueras para guiar a los barcos en alguna de las atalayas que bordean el puerto de Cudillero, y fue el título que aquel disco que hizo historia en la recuperación de nuestra memoria musical.
Ayer el corazón de Fernando Largo, el padre del nuevo folk asturiano, dejó de latir dejando huérfanos a todos los amantes de la música de Asturias, pero estoy seguro de que él seguirá alimentado la llama de “La Ca’l Fuau”, el faro que sirvió de guía a todos aquellos que se aventuraron en el inmenso mar de la reelaboración de la música tradicional asturiana y del que Fernando Largo y Beleño fueron los verdaderos pioneros.
Fernando, yo seguiré soñando cada vez que escuche tu música, aunque seguro que en Cudillero las noches serán más oscuras sin la presencia de alguien que lo llevaba por bandera.

5 pensamientos en “Na Ca’l Fuau

  1. Aunque yo era de los de Police y tardè 40 años en despertar a la música y la tradición nuestra, siento mucho la perdida y acompàñovos a todos nel sentimientu.

  2. Fernando Largo, beleño, como dices bien, un faro, cuya luz al principio era muy pequeña en nuestro corazón y en nuestros gustos musicales, pero despues de 24 años se ha hecho inmensa, antes eramos 4 amigos a los que les gustaba el folk ahora, me encanta que sea «casi» una música de masas, me da igual que sean bretones escoceses, gallegos, astures, rumanos, bulgaros, vascos. Es un buen sintoma de variedad cultural, y eso se lo debemos a los pioneros y a todos los que vienen por detras manteniendo la cultura de nuestra tierra.

    ¿te acuerdas cuando nos Ibamos al santuario » Cabeleño» a hacer nuestros pinitos con el violín, la flauta, el wistle y el bodhram, joder vaya cojones que teniamos!!!! y que bien lo pasabamos !!!!!!

    Gracias Fernando, Gracias Beleño!!!

  3. Hola.
    Represento en esta ocasión a un grupo de amigos que nos gusta tocar juntos.
    La cuestión es que vamos a tocar la canción Na Ca’l Fuau, y nos falta la letra, ya que al estar en pixuatu, no somos a sacarla.
    Si alguien la tiene agradeceríamos mucho me la enviasen.

    Un saludo

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