Banderas para el 12 de octubre

Inauguración. Castrillón 2009. © Miki López

Inauguración. Castrillón 2009. © Miki López


Pocas banderas tienen un efecto tan anti integrador como lo tiene la española. En Asturias (y en muchos otros sitios), en cuanto ves un llavero, un polo ó una inocente pegatina en el maletero de un coche con el emblema nacional, ya tienes calficativo político-ideológico para el portador. Y la cosa es que la mayoría de los asturianos vivimos ajenos a los colores patrios debido al peso de nuestra propia bandera asturiana, omnipresente en las maletas de los aficionados que viajan a la final de Roland Garrós, a la de la eurocopa, a la de la copa del rey, al tour de Francia o a las Olimpiadas. O a los sanfermines. Si en otras comunidades la española provoca rechazo, aquí es indiferencia.
San Nicolás de Bari, 2009. © Miki López

San Nicolás de Bari, 2009. © Miki López


Aunque hay excepciones: no puede haber xata de la raza asturiana de los valles o campeona frisona que se precie que no sea engalanada con la cinta española. Y lo mismo ocurre con las inauguraciones de autovías, caminos o autopistas. Esas bandas, que eran obligadas en los tiempos en que casi todo era obligado, se mantienen hoy en día, en muchos casos esperando a ser cortadas por las tijeras que, una chica vestida de asturiana, sostiene sobre una bandeja de plata. Da igual la edad que tengamos. Esa escena nos suena a todos.
Hoy día 12 de octubre, solo he visto las banderas de España en las celebraciones de la Guardia Civil. Aunque para ser justos, tengo que decir que tampoco he visto la asturiana. Y lo digo como mero observador. Esos si, un tanto indiferente.