N’Arba

Lisardo Prieto, Xose Ambás, Diego Pangua y Miki López. La Felguera, 7 de mayo de 2011© Fernando Rodríguez


El escenario me parecía demasiado grande. Tenía la misma sensación que durante aquel triste concierto de despedida en la playa de Poniente rindiendo homenaje a Igor y Carlos. N’arba había nacido al calor de la amistad y al frescor de las cervezas del Ca Beleño, El Asturiano y el Mon 22. De aquellas sesiones míticas compartiendo tablas y Guinness con los grandes maestros de la música folk asturiana nació el germen de N’arba. Y de allí a los escenarios, a las giras interminables de veranos de locura rodando y tocando. Tocando y volviendo a rodar, superando nefastos equipos de sonido, esperas agotadoras que acababan con conciertos a la seis de la mañana en los que era casi imposible moverse por el frío. Pero siempre arropados por una increíble masa de seguidores incondicionales que seguían al grupo concierto tras concierto, noche tras noche durante los mejores años de nuestras vidas de músicos comprometidos con la tradición, la llingua y la cultura asturiana.

Xose Ambás. Avilés, 1996. © Miki López


Pero lo mejor de N’arba siempre fue que la amistad siempre estaba por encima del grupo y quizás esto contribuyó de alguna manera a que la banda se aletargase para permitir que sus propios componentes fuesen desarrollándose profesionalmente en otros campos de la vida sin el agobio del compromiso con un grupo que necesitaba dar el salto a la profesionalidad.
Han pasado muchos años y la escena folk asturiana se ha llenado de una espectacular generación de nuevos músicos con una calidad desbordante. También nos siguen quedando Felpeyu, Llan de Cubel, Corquieu… grupos que nos hacen sentirnos orgullosos de nuestra música, y que nos siguen marcando como una de las grandes potencias de la música tradicional del Arco Atlántico.

Lisardo Prieto. Avilés, 1997, © Miki López


Tengo la suerte de formar parte de N’arba, pero sobre todo tengo el privilegio de ser el miembro de una gran familia que disfruta haciendo música por el mero placer de hacerla.
La magia de N’Arba reside en eso y ayer fui consciente de ello en el mismo momento en que sonaron los primeros acordes de «Este Pandeiru», el tema con el que solíamos abrir todos los conciertos. De pronto aquel gigantesco escenario comenzó a hacerse pequeño y cerrando los ojos volví a sentarme en una mesa del Ca Beleño compartiendo musica y cervezas con Lisardo y con Ambás. Y volvimos a disfrutar con un público entregado que nos hizo volar por el escenario con la misma intensidad de los viejos tiempos.

Miki López. Sotu,l Barcu, 1996


Ayer faltó mucha gente vinculada a aquellos hermosos años. Pero la ausencia más notable fue la de Gabriel. Sin él, N’arba jamás hubiese sido lo que fue. Ojalá algún día podamos completar ese homenaje a uno de los grandes guitarristas del folk asturiano.
Gracias Horacio, Rubén y Senén. Grancias Ambás y Lisardo, además de amigos, hermanos.
Gracias N’Arba por todos estos años de sincera amistad. N’Arba jamás morirá. La amistad nunca muere.

Ambás. Llaranes, 1996. © Miki López

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