Cantares de chigre

Cantando en el chigre. Luanco, 1 de enero de 2010. © Miki López


No hace muchos años, a través de las puertas entreabiertas de los bares de El Parador, en Soto del Barco, se sentían a menudo las voces prodigiosas de algunos de los mejores cantantes de tonada del bajo Nalón. Milio’l Castro era uno de aquellos «tenores» de prao, que después de tomar dos vasos hacían valer la potencia de sus voces por encima de las de sus contrincantes de barra, tratando de no perder la afinación entre tanto alarido desmesurado.
Y después del tercer vaso a ver quién era el camarero valiente que les mandaba bajar el tono. Hacer algo así equivalía a perder un cliente de por vida, así que solo quedaba esperar a que alguno de los gayos abandonara la pelea.
Ayer en Luanco viví una versión más «light» de aquellos duelos sotobarquenses. El ambiente marinero invita más a la habanera, una canción más de equipo donde el conjunto prima sobre las voces más destacadas. El vino, los amigos y un camarero al quite de los vasos vacios crearon el ambiente más idóneo para una de las jam sessions más auténticas que viví en los últimos años. Milio’l Castro no era amigo de las habaneras. Para él era un género «lírico» menor más propio de señoritas. Pero estoy seguro de que ayer lo hubiese pasado muy bien tratando de imponer su «Soy de Pravia» sobre el «Nací en Verdicio». Genio y figura.