Hasta en el water

Avilés, 01:45 am del día de San Agustín. El barrio de Sabugo es un hervidero de gente entrando y saliendo de los bares de copas donde el metro cuadrado se vende más caro que las consumiciones de garrafón que te ponen en alguno de estos antros del casco antiguo.
Salimos de uno de estos locales con la cabeza loca por culpa de un D.J que quiso hacer experimentos con nuestro sentido del gusto musical y que le puso un careto de malas pulgas a la colega Villamuza cuando esta, con toda la mejor intención del mundo, le pidió el Waka-waka de Shakira. No me extraña que el chigre se quedara vacío.

En los servicios. Agosto de 2010. © Miki López


Nada más salir y por pura inercia desembocamos en la puerta de otro de esos templos del alcohol garrafonero pero con ansias de clientela exclusiva en una ciudad industrial y obrera, en la que ponerle «Planetarium» a un bar de copas suena hortera de cojones.
Subo los tres escalones que conducen a un pequeño hall que hace los servicios de garita a esa nueva especie de la noche que se encorseta en camisetas ajustadas enseñando pectorales de gimnasio de los de «si te pones pijo, hostia que te arrimo». El portero de turno, me mira sonriente y apunta hacia mi cabeza:
– Con gorra no se entra.
Me quedo mirándole no sabiendo que contestarle después de llamar gorra a mi «Stetson» de 50 libras, una de esas «Hatteras» sucesora de las que engalanaban las cabezas británicas y americanas de principios de siglo con una elegancia que marcó época y de la que yo, evidentemente me siento orgullosísimo. Lógicamente ni el portero de sonrisa «inteligente» ni la mayoría de los mortales no tienen porque tener ese fanatismo que tengo yo por las «cubrecalvas», pero oye, parez que me jodió el comentario.
– Mira rapaz… esto no ye una gorra, y no creo que esa mozina que acaba de entrar con un sombrero surfer tenga más derechos constitucionales que yo (acababa de decidir que yo no iba a formar parte del Planetarium ni como satélite, vaya. Pero tenía ganas de tocar los cojones)
El matón, muy sonriente, eso sí, decía «son órdenes». Pues majete, mejor estabas controlando que no se te colaran camellos pastilleros que, en vez de gorra llevan bolsas de plástico como el que sale de una tienda de chucherías cargao de gominolas.
Ye sencillamente acojonante que tenga que aguantar semejantes gilipolleces a estas alturas del partido. Me lo estaba pasando tan bien con la situación que obvié lo del libro de reclamaciones. Le hubiese aconsejao que invirtiesen algo de pasta para que habilitasen una zona para que los calvos, feos y tipos con gorra pudiésemos disfrutar de ese Planetarium que algo esconde tras esa puerta verde. Me imagino a sensuales mujeres con sombrero surfero, hermosos jóvenes nazis como los de la canción de Sabina y a multitud de estrellas glamurosas saboreando larguísimos tragos del whisky escocés con hielos de color rosa.
No me toques los cojones chaval!! que esto ye Avilés.
Después de las risas y la resaca me empieza a subir la indignación. En el bar de copas «Planetarium» de Avilés, ubicado en la parte baja de la calle Bances Candamo, los porteros de discoteca tienen orden de no dejar pasar a gente con gorra, pero sí de playeros y con pantalones rotos, y seguro que si llego a medir 1:90 y tener tetas, entro hasta con sombrero mejicano de metro y medio de ala. Pues ala…. no contéis conmigo en vuestro local exclusivo, porque yo me llevo la gorra desde el water hasta los premios Príncipe de Asturias y sin ningún problema. Cuestión de estilo colega portero. El mismo que le falta al Planetarium.
Sin gorra…..Faltaría más.

11 pensamientos en “Hasta en el water

  1. Por mis güevos que voy a ir un día al garito esi con la montera picona de las grandes ocasiones, la de siete piezas, la que me costó mil duros de entonces… ¡A ver qué cara pon el panoli de la puerta! Desde luego hay que jodese con lo que pasa a la puerta casa.

  2. López, tú tienes más clase en la uña del dedo meñique del pie izquierdo que toda esa morralla glamurosa en su puta vida.
    Maestro!

  3. Sólo puedo decir dos cosas: jjjjjjjjjjjjjjjjjajajajjjajajajajajaja juuuuaaaajuajuajujuajua , y que razón tienes, amigo.

  4. Tienes toda mi solidaridad Miki…no se porqué pero los que estáis faltos de pelo aunque no de cariño…os tengo especial aprecio.
    Y por supuesto que no pienso entrar en ese antro nunca en la vida.
    Yo también uso gorro y gorra…dependiendo de los meses.

  5. Vale mas no pensarlo,ahi gente pa to.

    Eso si, yo le montaba una concentración de gente con gorra un sábado noche en la puerta, haber como se les quedaba la cara.
    Tuviste mala suerte, diste con el tonto del pueblu

  6. parez mentira pa ti, te acuerdas de la cancion de VIDEO » la noche no es para mi» y menos con gorra, hermano

    era coña, la verdad es que jode que le hagan a uno eso, conociendote como te conozco, salimos a pasalo bien, y no a que nos toque los Hu….
    haces bien en meteis el dedo en el ojo

  7. Pues no sé de que van, porque es bar es bastante patético. Lo de los porteros es tema para una tesis; la mayoría tienen como principal cometido que dentro sólo «venda» el que dice el jefe; en fin, otra fase más del negocio.
    Lo de la gorra fue por tocar los huevos.
    Me apetece entrar en ese bareto con unos gayumbos en la cabeza, a ver que me dicen.

  8. (en el comentario anterior me refiero a los porteros de bares en general, no a los de ese antro que se da la circunstancia que no frecuento)

  9. Y yo que estaba mirando fotos de Hatteras Stetson (con la intención de comprarme una) a estas horas imprudentes y así es como he llegado hasta aquí. En fin, lo que hay que leer.

    Mejor tranquilizarse escuchando «I hope i don’t fall in love with you» de Tom Waits.

    Un saludo

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